miércoles, 29 de enero de 2025

SN2024advj y el cuásar invitado

 Fijaros en la débil galaxia del centro de la imagen, se llama UGC 604 y es una espiral que vemos de canto. Debe encontrarse a unos 300 millones de años-luz, aunque tampoco hay mucho acuerdo sobre esto. El pasado mes de diciembre explotó una estrella en forma de supernova, es la señalada con una flecha. Es una supernova de tipo II que se origina cuando una estrella masiva ya no puede producir más energía, colapsa y se produce una explosión gigantesca. La galaxia contiene millones de estrellas, ni siquiera todas juntas consiguen alcanzar un brillo destacable y la supernova por si sola alcanza un brillo muy superior al de toda la galaxia. Es impresionante.

Todas las demás estrellas que ves pertenecen a nuestra propia galaxia, algunas estarán a pocos años-luz y otras a miles, pero todas pertenecen a nuestra Vía Láctea. Sin embargo, la imagen adquiere mayor dimensión porque a la derecha hay un débil puntito catalogado como WISEA J005743.14+450019.6 Es un cuásar con un corrimiento al rojo de 1,7 y esto lo sitúa aproximadamente a 10.000 millones de años-luz cuando el universo tenía una edad inferior a 4000 millones de años. Puede parecer mucho tiempo, pero lo vemos tal como era en un universo joven diferente al que actualmente conocemos.



lunes, 27 de enero de 2025

Somos polvo de estrellas, el ejemplo de SN 2024aedt

 Somos polvo de estrellas.

¿Os suena la frase? La popularizó nuestro admirado Carl Sagan basándose en una cita de Harlow Shapley de 1929.

Todos los "metales", el calcio de nuestros huesos, el hierro de nuestra sangre, el nitrógeno de nuestro ADN, el carbono de nuestros procesos biológicos se forman en el interior de las estrellas. Y es justo en la explosión de supernovas cuando todos esos elementos enriquecen el medio interestelar que formarán estrellas con mayor índice de metalicidad y discos de polvo de ese material de donde se formarán nuevos planetas con todos esos elementos químicos.

Justamente ese es el proceso que se produce cuando vemos la muerte de una estrella, cuando vemos a una supernova. La estrellita señalada con una flecha es una de ellas situada a 250 millones de años-luz en la galaxia elíptica UGC 1325 y enriquecerá todo el espacio circundante en un proceso que durará millones de años.



domingo, 26 de enero de 2025

Estrellas dobles con cámaras réflex

 Es posible que tengas guardadas algunas fotos de este verano del cielo nocturno. Siempre es engorroso viajar con un telescopio por pequeño que sea, en cambio una cámara DSLR puede ser una de nuestras mejores compañeras en cualquiera de los destinos donde nos lleven los días de vacaciones.

En más de una ocasión habréis podido leer que hay estrellas dobles para todos los equipos, condiciones de observación y gustos. Es una de sus grandes ventajas. Estés donde estés, ya sea desde el cielo más oscuro o en el interior de una ciudad, y con cualquier instrumento, vamos a poder disfrutar con muchas de ellas. Y este es el caso en nuestras fotografías nocturnas. Seguramente las usemos para realizar espectaculares imágenes de nuestra Vía Láctea, obtener la esencia del cielo en su estado más puro, o para capturar los más bonitos objetos de cielo profundo que tenemos en nuestro firmamento. Lo más fácil es quedarse con la imagen una vez que hayamos conseguido un resultado que nos gusta y que casi siempre será espectacular. Pero podemos llegar un poco más lejos, dar un paso más y pasear por cada uno de los lugares que aparecen en la fotografía localizando objetos como si fuésemos un viajero explorando tierras remotas, y entre esos objetos que podemos localizar e identificar se encuentran nuestras queridas estrellas dobles.

Es evidente que con una cámara réflex y el uso de objetivos solo podremos resolver aquellas parejas que quizás a través del telescopio tienen un aspecto menos vistoso debido a su gran separación, pero con esta configuración adquieren una nueva dimensión y destacan por sí mismas entre la riqueza del campo que merece ser explotada y disfrutada al máximo.

El pasado mes de septiembre fotografié el cúmulo doble de Perseo. Este objeto, junto a la mayor parte de las estrellas de la zona, pertenece a  la Asociación Per OB1 situada a una distancia media de 7000 años-luz. En sus inmediaciones hay numerosas estrellas dobles, algunas de ellas asequibles a un simple objetivo de 100 mm en nuestra cámara réflex. Casi todas ellas, por lo tanto, van a estar formadas por astros muy lejanos que apenas han variado su posición desde que se descubrieron, formando parejas de naturaleza óptica de gran belleza.

La más evidente de todas es STTA 25 situada en 02 h 16,9 m +57º 03’, en la zona exterior de NGC 869, el más occidental de los cúmulos.  La pareja se encuentra formada por dos estrellas de magnitudes 6,5 y 7,4 separadas por una distancia de 103”. Ambas son gigantes azules de clase espectral B1 Iab y B2 Ib. La imagen de este sistema en ese campo tan espectacular es algo que difícilmente podremos olvidar.


En el mismo campo, exactamente en la posición 02 h 18,1 m + 57º 31’, podemos ver a la pareja S 409 formada por dos estrellas de magnitudes 6,0 y 9,6 separadas por una distancia de 123”. Entre tanta estrella azulada destaca la principal al ser una gigante anaranjada con espectro G7 III. Si nos fijamos bien podremos ver que muy cerca de la primaria hay una débil estrella de magnitud 12,3. Burnham observó a esta otra estrella y la incluyó en su catálogo, hoy día forman la pareja BU 1170. La separación es de 69”, una distancia perfecta para nuestra configuración óptica. Lo más sorprendente es que esta débil estrella es a su vez un sistema cerrado asequible solo a profesionales con una separación de solo 0,3” que permanece sin ser medido desde 1958.


STTA 24 es otro sistema destacado que advertimos en un primer vistazo. Se encuentra en la posición 02 h 12,9 m +57º 12’. Lo forman dos estrellas de magnitudes 7,0 y 8,7 con una separación de 92”. Son anaranjadas con espectros G3 V y G1 V y relativamente cercanas, ajenas por tanto a la Asociación estelar Per OB1. Curiosamente nada tiene que ver la una con otra, a pesar de presentar ambas movimientos propios elevados pero en absoluto coincidentes, lo que hace que año tras año se vayan separando. La paralaje de Gaia confirma que estamos ante una pareja óptica calculando una distancia de 134 y 305 años-luz para la principal y la secundaria respectivamente.


Terminamos con STTA 26, un espectacular sistema situado en la posición 02 h 19,7 m +60º 02´.  Lo forman dos estrellas de magnitudes 6,9 y 7,2 separadas por una distancia de 63”. Sus espectros son A2 V y G5 II, blanca y anaranjada, presentando un contraste cromático precioso. Es la única pareja física que vamos a ver esta noche y merece muchísimo la pena. Hay una estrellita cercana de magnitud 11,4 que es totalmente ajena pero que enriquece mucho más la imagen de este sistema estelar.


Por falta de espacio no podemos seguir porque claramente se identifican muchas  más estrellas dobles en la imagen. Esto confirma lo que comentaba al principio, una sola cámara réflex sin necesidad de telescopio puede proporcionarnos resultados que nunca pensamos que íbamos a conseguir. ¿No te animas a intentarlo?


Sistema

Coordenadas

SAO

Mag A

Sp A

Mag B

Sp B

Separación

A.P.

STTA 24AB

02 12 56 +57 12 16

23033

6,99

G3 V

8,67

G1 V

91,6

331,3

STTA 25

02 16 51 +57 03 19

23115

6,48

B1 Ia

7,39

B2 Ib

102,85

205,0

S   409AD

02 18 05 +57 30 59

23149

5,99

G7 III

9,59

A0

123,29

136,4

BU 1170A,BC

02 18 05 +57 30 59

23149

5,99

G7 III

12,29

 

68,58

357,5

STTA 26AB

02 19 44 +60 01 46

23194

6,94

A2 V

7,18

G5 II

63,35

200,4

Tabla 1: Datos de las estrellas dobles incluidas en la sección. La separación en segundos de arco y el ángulo de posición (A.P.) se han obtenido a través de los datos de la misión Gaia. Se ha incluido la clase espectral de cada estrella para entender mejor la temperatura de cada una de ellas y por lo tanto el color que podemos apreciar a través de nuestras cámaras

viernes, 24 de enero de 2025

Desdoblando a Sirio

 Desdoblar al sistema orbital de la estrella más brillante del cielo detectando a la esquiva Sirio B es uno de los retos más bonitos que tiene el aficionado a las estrellas dobles. Este mes de enero  se encuentra en una posición inmejorable para poder conseguirlo.

En 1860 la Universidad de Mississipi le encargó un objetivo de 18 pulgadas de diámetro a Alvan Clark para tener el mayor telescopio refractor de los Estados Unidos. Un encargo de esta envergadura no era tarea fácil para el pequeño taller que poseían y no fue hasta 1862 cuando estuvo terminado.  El 31 de enero de 1862 Alvan y su hijo estaban haciendo pruebas con la lente para detectar posibles imperfecciones y apuntaron a Sirio. En un principio vieron una pequeñísima estrella junto al brillo de la componente principal y pensaron que era un reflejo debido a alguna imperfección en el pulido de la lente, pero tras varias observaciones y pruebas, determinaron que sin duda alguna era una estrella real. Aquella fue la primera observación visual de Sirio B. Esta observación supuso una publicidad sin precedentes para los objetivos construidos por los Clark y los encargos se multiplicaron a partir de esa fecha consiguiendo algunos de los mejores de aquella época. La firma de los Clark venía avalada siempre por una calidad fuera de toda duda. Curiosamente, debido a la Guerra de Secesión, aquel objetivo acabó en el observatorio de Dearbon, continuando fundamentalmente con observaciones planetarias y de estrellas dobles.

La existencia de Sirio B se conocía desde 1844 cuando Bessel dedujo a partir de las oscilaciones en el movimiento propio de Sirio que debía tener una compañera invisible. Poco tiempo después (1851)  Christian Peters se atrevió a establecer un modelo orbital para aquella estrella invisible con un periodo orbital de 50 años, sorprende hoy día comprobar la precisión de aquellos cálculos.

¿Y cómo se descubrió la verdadera naturaleza de Sirio B? No fue hasta 1915 cuando se obtuvo el primer espectro de la estrella utilizando el telescopio reflector de 1,5 metros del Observatorio de Monte Wilson confirmando que era una débil estrella blanquecina. Debido a la distancia a la que se encuentra el  sistema (solo 8,6 años-luz) no podía ser otra cosa que una enana blanca, una de las primeras descubiertas.


La primera medición del diámetro de Sirio B fue realizada en 1959 desde el interferómetro  de intensidad estelar de Jodrell Bank, pero no fue hasta la llegada del telescopio espacial Hubble cuando en 2005 determinó que eran aproximadamente 12.000 km, muy parecido al diámetro de nuestro propio planeta  pero con una masa muy parecida a la solar, por lo que su densidad es altísima.

Actualmente y durante los próximos años tenemos un periodo inmejorable para intentar su observación directa a través de nuestros telescopios.  Acaba de pasar el apoastro (el punto más alejado en la órbita del sistema) y por lo tanto su separación es máxima, alejándola dentro de lo posible del intenso resplandor de Sirio A y facilitando de este modo su observación. La gran dificultad radica en la diferencia de magnitudes de ambas estrellas. Como bien sabemos, Sirio A es la estrella más brillante del cielo con una magnitud de -1,46 y Sirio B es de la 8,3. Esto significa que hay una diferencia de casi 10 magnitudes entre las dos y el deslumbramiento de la más débil es máximo.




Estas son las efemérides del sistema de Sirio para los próximos años. La distancia angular se mide en segundos de arco y el ángulo de posición (A.P.) en grados.

Año

Separación angular

A.P.

2025

11,26

59

2026

11,16

67,1

2027

11,03

55,2


A modo de ejemplo, y teniendo en cuenta las particularidades únicas de cada equipo, mediante un Celestron 11 y una cámara ZWO ASI 290 MM pude captarla usando una exposición de 67 milisegundos, una ganancia de 393 y una gamma de 82. Estos valores son los que usé en mi captura y solo pretenden ser orientativos. Como decía antes, cada equipo tiene sus propias limitaciones y debemos jugar con los parámetros de nuestra cámara hasta obtener la mejor imagen de Sirio B.


Y así es como se ve realmente en una observación en directo



No perdáis la oportunidad e intentadlo. Es un reto y una experiencia única que no olvidaremos jamás en nuestra vida.  Sirio en particular tiene una magia y una impronta realmente únicas que nos marcará para siempre ¡Suerte en la observación!

(Artículo aparecido en la revista Astronomía en enero del año 2019)


Estrellas dobles en la constelación de Tauro

Este mes proponemos un recorrido por algunas dobles escogidas en la constelación de Tauro.

Tauro es una de las constelaciones más antiguas de las que se tiene algún registro histórico. En las cuevas de Lascaux (Francia), hay una representación de un toro con grupos de puntos que se asemejan mucho a las Híades y a las Pléyades. Se ha datado en más de 17000 años en el Paleolítico superior. Nos imaginamos a nuestros antepasados en aquellos primeros asentamientos alrededor del fuego, en noches claras y estrelladas, contando leyendas y dibujando en el cielo a héroes y dioses.

Nosotros visitaremos la constelación con otra mentalidad, más moderna y actual, pero siendo conscientes de que la luz que hoy llega a nuestros ojos partió de aquellas lejanas estrellas mucho después de que quedaran reflejadas en aquellas cuevas de Lascaux.

Casi en el límite con Aries, pero ya dentro de Tauro, encontramos a STF 383. Un bonito sistema formado por dos estrellas de magnitudes 8,5 y 9,1 separadas por una distancia de 5,6”. Es una pareja física situada a 450 años-luz 

Más al sur, próximo también a ese límite entre constelaciones, podemos ver a STF 406. Una bonita y fácil pareja compuesta por dos estrellas de magnitudes 7,5 y 9,4 a una distancia de 9,2”. La secundaria se encuentra ligeramente deslumbrada por la diferencia de magnitud. Comparten movimiento común, estando ambas situadas a una distancia de casi 500 años-luz. La estrella más brillante es una subgigante con una luminosidad 18 veces superior a la del Sol.


Todavía más al sur, cerca de Eridano, nos encontramos con STF 422, un interesantísimo sistema formado por astros rojizos. A través del telescopio vemos dos estrellas de magnitudes 6,0 y 8,9 separadas por una distancia de 6,7”. Muy desiguales y algo deslumbrada, pero realmente preciosa. Tiene una órbita muy preliminar con un periodo calculado de 1210 años. Pero hay más. La estrella principal está catalogada como la variable eruptiva V711 Tau, del tipo RS Canum Venaticorum. Este tipo de estrellas son en realidad binarias formadas por dos estrellas muy próximas entre sí, con tipos espectrales F, G o K, que causan una alta actividad cromosférica formando unas manchas descomunales en su superficie que son las causantes del cambio de brillo. Generalmente tienen rotación capturada, con un periodo similar al de la órbita de la estrella compañera. Este periodo suele ser de días y la variabilidad del orden de 0,2 magnitudes. Así que en realidad estamos ante un sistema formado por al menos 3 componentes. Comparten un alto movimiento propio y se encuentran a solo 96 años-luz.


Mucho más al norte, cerca de Perseo, tenemos otro caso realmente espectacular. Se trata del sistema STF 427 formado por dos estrellas blancas de magnitudes 7,4 y 7,8 separadas por una cómoda distancia de 7”. Es una doble muy bonita y fácil, asequible a cualquier telescopio. En ocasiones esa diferencia de 0,4 magnitudes es mucho mayor y se invierten los brillos.  ¿Cómo es posible esto? La estrella principal es una variable algólida con un rango de magnitud entre 7,4 y 8,6 y un periodo de 8,16 días. ¿No es realmente mágico? Son dos estrellas de muy diferente brillo y tamaño que se eclipsan mutuamente. Está catalogada como V 1268 Tau. Al igual que antes, estamos ante una doble visual con otra componente mucho más cercana solo detectable por los efectos que causa sobre la compañera a la que orbita. 


En el interior de las Pléyades podemos ver a STF 450. Nada más fácil que desplazarnos 11 minutos al sur de Alcione y aparecerá en el ocular del telescopio como dos estrellas de magnitudes 7,3 y 9,4 separadas a una distancia de 6,3”. Pertenecen al mismo cúmulo haciendo la vista muchísimo más espectacular.


Una estrella doble muy bonita y fácil de identificar es STF 452. La estrella principal es 30 Tauri, azul y de la 5 magnitud. Si nos fijamos bien, usando aumentos medios, a 9,2” de distancia hay una débil estrellita de la magnitud 9,8. Muy deslumbrada, pero estos sistemas tienen algo especial una vez que consigues verlos. Ambas estrellas comparten movimiento propio, aunque la paralaje no es del todo idéntica y no es seguro que formen un sistema físico.


MLB 630 es una pareja formada por dos estrellas de magnitudes 8,0 y 10,3 separadas por una distancia de 8,2”. Fácil de separar con cualquier telescopio, aunque es un sistema débil. La principal es una gigante roja con una luminosidad 373 veces la solar y un diámetro 39 veces mayor. Si estuviera en la posición de nuestro Sol casi engulliría a Mercurio.

Terminamos visitando el otro gran cúmulo abierto de la constelación: Las Híades. A 23 minutos al oeste de Epsilon Tauri se encuentra STF 546. A través del ocular vemos una delicada parejita de magnitudes 7,9 y 9,5 separadas por una distancia de 6,8”. Preciosa. Es un sistema físico de elevado movimiento propio común situado a 211 años-luz. A diferencia de la anterior, la estrella secundaria es inferior en masa y luminosidad a la nuestro Sol y siempre emociona ver estrellas más pequeñas que la nuestra a cientos de años-luz.

Nos despedimos alzando la vista al cielo en la fría noche, hacia Tauro presidida por Aldebarán, sintiendo la misma emoción que plasmaron aquellos primeros hombres hace miles de años.

(Artículo aparecido en la sección de Estrellas Dobles de la revista Astronomía en enero del 2022)

SN2024abup, una supernova en NGC 681 (una galaxia que no es la del sombrero)

 Siempre he pensado que ser observador de supernovas te da la oportunidad de visitar galaxias que seguramente ni conocías y que de no ser por este motivo seguramente nunca observarías. Es un gran aliciente para detenerte en objetos menos conocidos pero no por ellos menos vistosos.

Este es el caso de NGC 681, una galaxia espiral descubierta por William Herschel en 1785 y que en un primer momento podemos pensar que es la Galaxia del Sombrero porque es muy parecida, pero esta es otra distinta situada en la constelación de la Ballena brillando con la magnitud 12.

Resulta curioso el poco acuerdo que hay en cuanto a su distancia, encontrando valores comprendidos entre los 66 y 124 millones de años-luz. Está clasificada como una Seyfert II, son galaxias con el núcleo muy brillante y activo con espectros que muestran líneas altamente ionizadas.

Lo más característico es la banda de polvo que vemos de canto, como en la galaxia del Sombrero, y justamente en esa zona es donde se encuentra la supernova que hoy podemos contemplar. Se llama SN2024abup y brilla con magnitud 16.



jueves, 23 de enero de 2025

La supernova de NGC 2146 y el cuásar invitado

 NGC 2146 es una bonita galaxia que brilla con la magnitud 11 en la constelación de la Jirafa. Fue descubierta por Winnecke en 1876.

Está considerada como una espiral barrada situada a solo 42 millones de años-luz, Lo mas característico es la banda de polvo quebrada y distorsionada por los efectos de gravitacionales de una galaxia vecina (NGC2146 A) que no sale en la imagen. Toda esta actividad hace que tenga intensos brotes de formación estelar.

El incansable Koichi Itagaki descubrió el pasado mes de noviembre una supernova (la estrellita en la galaxia señalada con una flecha) llamada SN2024abfl que hace aún más simbólica la imagen. Lo más curioso es que en el año 2018 hubo otra supernova casi, casi, en el mismo sitio y más brillante. 

En la parte inferior de la imagen hay un puntito muy débil que casi ni se ve, es el cuásar 1WGA J0618.0+7816 y está situado a unos 9.000 millones de años-luz. Para hacernos una idea: el sistema solar se formó hace 4.600 millones de años. Así que estamos recibiendo la luz de un objeto de un universo joven, cuando aún faltaba muchísimo para que naciese el Sol. Esto nos ayuda a comprender mejor quienes somos y  a situarnos en un discreto lugar de este vasto universo.




lunes, 20 de enero de 2025

 En enero de 1610 Galileo apuntó hacia el planeta Júpiter aquel primitivo telescopio y encontró cuatro estrellitas orbitando en torno a él. Era la primera vez que se observaba el movimiento orbital en torno a otro cuerpo que no fuese la Tierra o el Sol en pleno cambio de mentalidad hacia el heliocentrismo. Y seguramente, a menos resolución, observaría en alguna ocasión algún tránsito de Io.

Io es el satélite más interno, tiene un tamaño muy similar a nuestra Luna, pero un aspecto totalmente diferente. Aún recuerdo aquel episodio de la serie Cosmos en la que Carl Sagan nos llevaba a este pequeño mundo anaranjado que tenía volcanes activos que expulsaban nubes de azufre. 

Fijaros en la rapidez del movimiento de traslación de Io y su sombra en solo 14 minutos. Muchas veces, cuando salgo en observación visual, vamos rotando rápidamente todos para no perdernos el momento de contacto del satélite con el limbo del planeta. Es algo mágico.



Las estrellas dobles del satélite Hipparcos

 En 1991 el satélite Hipparcos descubrió muchas estrellas dobles. Por lo general eran sistemas débiles y muy cerrados, tanto que habían pasado desapercibidos hasta entonces. Nadie los había visto como dos estrellas. Piensa que hace poco más de 30 años desde su descubrimiento. Ser capaz de desdoblar y de medir uno de estos sistemas desde la azotea de casa es algo siempre sorprendente y que me sigue emocionando.



Júpiter en infrarrojo

 Anoche, después de una sesión de estrellas dobles, cuando subí a cerrar el observatorio, estaba Júpiter justo en su punto más alto. ¿Cómo puede alguien no resistirse a observarlo? La imagen es en el infrarrojo y su aspecto es algo diferente.  Aún así se ve muchísima actividad en las bandas y zonas ecuatoriales.




DE Andromedae, una estrella variable RR Lyrae

 Hay estrellas que laten como un corazón, se expanden y se contraen cíclicamente, modificando su temperatura y por lo tanto también su luminosidad. No deja de ser mágico que desde casa, con nuestros equipos, seamos testigos de estas estrellas pulsantes. Esta curva de luz de DE Andromedae muestra justo eso, el máximo de brillo de la estrella, cuando está más contraída y tiene mayor temperatura. Pertenece al tipo de estrellas variables RR Lyrae descubiertas en 1901 por Williamina Fleming.



Observando enanas marrones: LSR 0602+3910

 Esa estrellita del centro de la imagen señalada por una flecha es peculiar y es que en realidad nunca será una estrella normal, es una enana marrón y jamás llegará a la madurez. Se encuentra en una fase intermedia entre estrella y planeta, con masas y radios muy pequeños y temperaturas muy frías para alcanzar la fusión del hidrógeno que es la que produce la energía necesaria para que brille como una estrella normal. Si la vemos ahora es por la quema del deuterio, un isótopo estable del hidrógeno que necesita temperaturas mucho menores. Pero cuando se acabe el deuterio, la estrella poco a poco se irá apagando.

Esta enana marrón se encuentra a 38 años-luz, brilla con una magnitud 20,88 V y tiene una masa solo 28 veces mayor a la del planeta Júpiter y un radio 1,4 veces mayor. Su temperatura es de solo 1850 K, siendo la estrella más fría que he sido capaz de detectar hasta ahora. Emociona ver con nuestros equipos objetos tan fríos que se descubrieron apenas hace 20 años.



El exoplaneta de la estrella TOI 4145

 TOI 4145 es una estrella anaranjada, algo menos masiva que nuestro Sol, situada a 670 años-luz que alcanza la magnitud 12. En 2023 se descubrió que tiene un exoplaneta gaseoso que orbita en torno a la estrella en apenas 4 días. Este exoplaneta tiene una masa de 0,43 veces la de Júpiter. 

La detección de este tipo de cuerpos se produce porque cuando el planeta pasa por delante de la estrella se produce una disminución de la luminosidad, algo parecido a un minieclipse. En nuestro caso la caída es de 20 milésimas de magnitud y ahí radica la dificultad en detectarlos. Los primeros se descubrieron hace pocas décadas.


Resulta emocionante que desde casa podamos detectar algunos de estos tránsitos de cuerpos aún menores que Júpiter a unas distancias tan elevadas.



SN2024adjp en NGC 7543

 Hace 270 millones de años Pangea era el único continente de la Tierra y tuvo lugar un evento que acabó con dos tercios de la vida vertebrada. En esta época tan remota y caótica, en una galaxia espiral un poco mayor que la nuestra (NGC 7543), una estrella explotó como supernova. Durante todo ese tiempo, su luz ha estado viajando por el espacio, hasta que ha llegado a nosotros en el pasado mes de diciembre. Es la estrellita señalada con un flecha.



La mancha roja (GRS) de Júpiter

 La gran mancha de roja es una enorme tormenta presente en Júpiter que año tras año va disminuyendo en tamaño. Hay imágenes del siglo XIX donde ocupa casi media banda ecuatorial.  A pesar de todo sigue siendo maravilloso observarla, tanto en visual como en fotografía, y disfrutar de las imágenes que nos ofrece el mayor planeta de nuestro sistema solar. Tomada el pasado día 1 de enero estrenando el año astronómico




domingo, 19 de enero de 2025

Visita a Marte

 A 96 millones de km, brillando en la constelación de Cancer, se encuentra Marte. Un planeta bastante más pequeño que la Tierra pero que tiene tanto en común y que tanto ha inspirado a científicos y soñadores. Schiaparelli, uno de los observadores más experimentados y precisos, vio los famosos canali, simplemente líneas sobre el terreno con origen natural. Esta imagen la he tomado con filtro IR Pass en una noche con bastante turbulencia. Adjunto el modelo obtenido por Cartes du Ciel para reconocer formaciones y estructuras de la geografía marciana.



SN2024aeee en NGC 2523

 En 1885 Edward Swift descubrió una bonita galaxia de magnitud 10 en la constelación de la Jirafa. Es una espiral barrada que se encuentra a 169 millones de años-luz y fue catalogada como NGC  2523. Está clasificada como una galaxia peculiar, fijaros en los brazos y en el anillo interno.

El pasado 17 de diciembre Sinichi Ono descubrió una supernova bastante brillante. Para realzar la imagen, otra galaxia espiral de canto (NGC 2523B) aparece en el mismo campo, aunque está bastante más alejada.




SN2024adfy en UGC 1684

 Hace 350 millones de años, en el Carbonífero, los anfibios conquistaron la tierra y pronto evolucionarían hacia los reptiles. Faltaban bastantes millones de años para que dominasen nuestro planeta. Grandes bosques poblaban una primitiva tierra con árboles que llegaban hasta los 40 metros de altura debido a una mayor concentración de oxígeno en la atmósfera. 

 Durante este escenario, en la lejana galaxia UGC 1684, una espiral de la magnitud 14, una estrella llegó a su fin en forma de supernova. Fijaros en la débil estrellita que se encuentra en el interior de un anillo exterior muy delicado que rodea a la galaxia. ¿No es impactante?