El pasado 30 de enero pudimos disfrutar de una espectacular puesta lunar. Resulta emocionante contemplar la Luna hasta captar su último rayo de luz enrojecido a causa de nuestra propia atmósfera.
Minutos antes su aspecto era realmente impresionante, mostrando una preciosa luz cenicienta.
Algunos grados más al norte Venus rivalizaba en brillo y belleza creando una imagen difícil de olvidar.
Hasta que el paso de los minutos y la propia rotación de nuestro planeta nos forzaron a una despedida no deseada, pero con la esperanza de que al día siguiente volveríamos a disfrutar de su presencia.
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